lunes, 9 de marzo de 2009

Victimas de sí.-

Victimas de sí.


Infinitas han sido las veces en que he puesto a dilatar las fibras que componen a tu ansia de espacio privado.
Ya no hay forma de que escapes.
Has adoptado mi misma postura y esto es invariable.

Profané a tu vida y te hice mío.
Y es que acompañarte siempre me ha parecido necesario.
Te transformé en mi compañero de juegos sucios, además no niego que siempre tu cuerpo se me prende al mío como imán sin derecho a elección, sin más que atraer a lo que no se debe.
Tal vez no debí invitarte a venir de este lado pero, aclaro que estoy falto de culpa.

Somos producto de lo incorrecto.
Somos los que se provocan y provocan lo bajo he indebido.
Somos los que ofrecemos el cuerpo si es necesario.
Somos los que persisten en dar afrenta a lo establecido.
Somos los que gustan de perder todo decoro.
Somos los que se infiltran en lugares no correspondidos.
Somos los con pelo y sonrisas de procedencia mercantil.
Somos los que se hacen llamar hijos de puta, bastardos, putos y perversos maquinadores.
Somos unos desvergonzados en una carrera estrepitosa de la cual no queremos desistir.


Queríamos ser únicos y con un estilo andrógino y mal habido.
Ser más que rebeldes.
Ser más que adolescentes con aspecto de adultos estrafalarios y vividores.
Ser solo una imagen bizarra y sin corazón.
Ser la envidia.
Lacras atractivas, desalmadas y con poder sobre los que gustan del ser sometidos.

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